lunes, septiembre 14, 2015

CRISTO LIBERTA A LOS CAUTIVOS






 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú.
Salmos 40:17
 
La libertad siempre ha sido muy valorada, que tan importante no es, que el castigo de las malas acciones en contra de la sociedad es perder ese derecho. En el ámbito personal, mientras eres niño piensas que cuando crezcas tendrás más libertad al ganar los derechos de un adulto, sin embargo y tristemente te das cuenta que la esclavitud, o cautividad, pueden llegar a ser mucho más frecuentes en tu vida que la libertad, te vuelves esclavo de malos hábitos, del trabajo o del estudio, de la enfermedad, de las constantes preocupaciones del día así como problemas y situaciones difíciles te vuelven un cautivo del mal humor, del estrés, de la necesidad, de la aflicción. Y a pesar de que Dios te hizo libre del pecado al aceptar su salvación, el pensamiento y sentimiento de que “eres libre” se pone en duda cada día, ya que vives preso de ti mismo y de las dificultades de la vida.

Sin embargo, la libertad a la que Dios nos ha llamado, no es solo del pecado anterior a conocerle, si no libertad completa y continua, así como un niño tiene la libertad de correr en un parque mientras su padre lo cuida, así como una oveja no se preocupa por el día de mañana y los pastos que habrá para comer y descansar, ya que su pastor le guía y provee. Dios es nuestro salvador, nuestro padre, nuestro pastor, nuestra ayuda y libertador, desde el pecado más grande al más simple hábito y preocupación, Él nos liberta.  Salmos 18:2: Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré. 

Aférrate a la roca de tu salvación, al padre compasivo y ayudador, al castillo de tu seguridad, Dios libertador de pecados, aflicciones, necesidades, enfermedades, etc.  Gálatas 5:1: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Busca a Dios y aférrate a él y a su libertad cada día. 



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