Podríamos decir que solo Jesucristo se atrevería a
decir que sigamos Su ejemplo pero resulta que el apóstol Pablo también se
atrevió a decir lo mismo (1° Cor. 11:1) ¿y por qué? Simplemente porque él
estaba completamente seguro de seguir a su Maestro Jesucristo.
Dice un dicho: “El ruido de tus acciones no me deja
escuchar el murmullo de tus palabras” y esto es porque por más que digamos y
expresemos amor, fidelidad, confianza, fe, etc. La realidad es que lo que
realmente hace influir a otros es nuestras acciones.
¿En qué podríamos ser ejemplo en nuestra familia? En
la forma de hablar, en la forma de vestir, en el cumplimiento de nuestros
compromisos, en nuestra fidelidad a Dios, en el celo de las cosas de Dios, en
el dominio propio, en la búsqueda del rostro de Dios, en la honra nuestros
padres, etc..
Para poder influir al mundo, el primer paso es
dejarnos usar por Dios e influir primero en la familia, si la fama que tenemos
ante los demás no concuerda o no está respaldada por la familia, algo anda mal.
No debemos ser luz de la calle oscuridad de la casa, o
herreros con azadones de madera, buen ejemplo a otros y mal ejemplo en nuestra
casa? No, lo que Dios espera de nosotros es que seamos buena influencia a todos
los que nos rodean, principalmente a la familia que convive a diario con
nosotros y luego a los de afuera aunque no los veamos seguido.
Pidámosle a Dios que nos Ayude a seguir Su ejemplo
para que a su vez los que vienen tras nosotros y los que conviven con nosotros,
puedan ver que nos esforzamos en seguir el camino de Dios.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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