Hermano no permitas que tus problemas te ahoguen, confía en Dios; hay situaciones que creemos que no podemos superar y nos angustiamos tanto que no encontramos una salida o una solución a nuestros problemas. Pero nos dice la palabra de Dios que David dentro de su angustia, invocó y clamó a Jehová y Dios le oyó desde su santo templo, y ese clamor llegó al oído de Dios. Jehová escuchó el clamor del salmista porque este oró a Dios con todo su corazón, como lo menciona en Salmos 51:17: Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Hermano tenemos esa seguridad de Dios para todos nuestros problemas, la clave está en acercarnos confiadamente al Señor, clamar a Él con todo nuestro corazón y con fe, Dios es fiel en sus promesas; el Señor escuchará tu oración. Acuérdate de Jehová cuando te sientas desfallecer, su palabra dice que Jonás clamó: Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová (Jonás 2:7-9).
Tengamos esa seguridad en Él: echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros (1 Pedro 5:7). Hermanos o Amigos ¿Estas pasando por algún problema y te sientes angustiado? Toma la promesa de Dios en fe, ten la seguridad de que Dios escuchará tu oración, sí vienes a Él como el corazón del salmista, contrito y humillado, con sinceridad el Señor no te despreciará; Él escuchará tu oración porque Su oído estará atento a ti, como lo hizo con David, que escuchó su voz desde su santo templo. Toma la seguridad de Dios en tu vida y como la tuvo el Rey David que exclamó con firmeza: Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra. Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos. (Salmos 138:7-8)
Saludos cordiales, bendiciones
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