miércoles, mayo 11, 2011

MUJERES QUE BUSCAN A DIOS



Esta mujer sobre la que habla este versículo estaba gravemente enferma. Desde hace 12 años padecía un terrible flujo de sangre, provocado tal vez por algún problema menstrual o quizás derivado de algún parto. La Escritura no nos dice mucho acerca de esta mujer, pero podemos suponer que su sufrimiento era grande, había gastado todo su sustento en médicos y medicamentos y a pesar de ello, su enfermedad empeoraba terriblemente. Debe haberse sentido desesperada y sin aliento a causa de estas continúas hemorragias que atacaban su cuerpo. Pero aun en medio de su desesperación tuvo fe, pudo creer en Jesús, y cuando escuchó que Jesús caminaba por la ciudad, en silencio y a escondidas se adentro entre la multitud para no ser vista, tal vez por vergüenza y acercarse a Cristo. Al caminar hacia el Señor se decía a sí misma: “Estoy segura de que si toco tan solo la orilla de su manto quedaré curada de mi enfermedad” “Este es Jesús del que tanto he oído, el que ha sanado a tantos enfermos, Él puede sanarme a mí también”. Se acercó a las espaldas de Jesús, no pidió nada, tan solo tocó el manto que vestía Cristo y al instante su flujo de sangre cesó; en ese instante quedó totalmente sana de su enfermedad.

No cabe duda que la fe en Dios hace milagros y maravillas. Al darse cuenta Jesús de que poder había salido de Él, volteó hacia la mujer y le dijo: "Tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu aflicción."
Esta mujer apeló a Jesús y recibió de Él misericordia, puso en práctica las palabras del profeta Isaías cuando dijo: “Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle entre tanto que está cercano” (Isaías 55:6) y por esa búsqueda recibió lo que tanto deseaba desde hacía ya tanto años. Apeló a Jesús y recibió un milagro, tenía una necesidad, buscó al Señor y lo encontró.
Podemos estar seguros que a raíz de este maravilloso suceso, la mujer se convirtió en una fiel seguidora del Señor, que diariamente lo buscaba, ya no para obtener sanidad, sino para servirlo y ser llena de su presencia. Estoy seguro que ahora buscaba al Señor, para darle adoración y aprender de Él.
Mujer busca a Cristo, Él te espera para bendecirte, si buscas un milagro, apela a la misericordia de Cristo y lo recibirás, tan solo tienes que acercarte a Él. 

Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer

Templo Cristiano Eben-ezer
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