Si hiciéramos una lista de todas las mujeres con necesidad de Dios, no encontraríamos papel suficiente en todo el mundo para escribir sus nombres.
Lo trascendente no es la necesidad de Dios, si no lo que haces para resolverla.
Necesitadas todas, pero valientes, esforzadas, enérgicas ante su necesidad, pocas.
Hay diferentes tipos de situaciones y dificultades por las que necesitamos de Dios, pero de todas ellas te librará; si actuamos al grado de nuestra necesidad.
La Biblia nos cuenta de una mujer con una necesidad de Dios muy grande, tenía una enfermedad ya hacía muchos años, se le habían acabado los doctores y las medicinas, se le había acabado su posibilidad económica de seguir buscando su cura. ¿Cómo reaccionó ante su necesidad tornándose cada vez más insostenible? A situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Se armo de valor y de Fe, decide dar el golpe del siglo, se abre paso sobre la multitud, se postra ante los pies del Maestro, no le es fácil porque el gentío se agolpa, estira el brazo, un poco más, solo un poco más, hace el esfuerzo de su vida, y alcanza el manto, un solo roce, un solo toque. Su respuesta, su sanidad, Poder de lo Alto su necesidad resuelta, su cuerpo curado.
¿Cómo reaccionamos nosotros a nuestra necesidad de Dios? ¿Nos revestimos de valor y fe? ¿Arriesgamos todo por ese toque?
No importa la gravedad de tu necesidad, mientras más imposible se vuelva tu situación, más cerca esta de ser solucionada, los imposibles son la especialidad de Dios.
¡Acércate a Él, llena de fe tu corazón y de coraje tu voluntad! No seas una mas con una necesidad, se una mas dándolo todo, para tocar el borde del manto del Maestro.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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