La sanidad divina es algo que no solo depende de Dios, al igual que la salvación; los milagros y dones están listos para ser entregados; pero necesitamos reclamarlos para poder recibirlos; (Salmos 30:2 Jehová Dios mío, a ti clame, y me sanaste.)
¿Alguna vez te ha tocado escuchar como conocidos, amigos o familiares han sido sanados por Dios de enfermedades graves o incurables y te haz puesto a pensar por que a ti no te ha tocado esa suerte de ser sanado completamente por Dios? ¿Te haz llegado a preguntar por que a tu eres la excepción?
Creer no es suficiente para recibir la sanidad completa y divina; necesitas tener fe en el nombre de Jesús; una fe que actúe y haga mover las manos de Dios a curar y renovar todo lo aquejado que hay en tu cuerpo; una fe sin rasgos de duda (Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda de mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. Santiago 1:6-7) Una fe como la del hombre que fue sanado por Pedro y Juan en el pórtico de Salomón, una fe grande que mereció ser confirmada, una fe por la que fue restaurada su vida con completa sanidad.
En el mundo, en el país, en nuestra ciudad inclusive en tu comunidad podrás encontrar muchos casos de fe extraordinarias, que han movido las manos de Dios a sanar y a hacer enormes milagros en las vidas; no busques mas solución a tu enfermedad o situación, la única solución completa a los problemas de salud la tiene aquel que tiene contados los cabellos de tu cabeza, la tiene aquel que te ha conocido desde el vientre, la tiene EL, que te ha formado y te ha dado el aliento de vida. (Salmos 103:3 El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias) Cuatro cosas debes hacer para ser sano: Acercarte a Dios, pide a Dios salud completa, ten fe en que Dios sanara y vive en acción de gracias por las bendiciones y milagros que Dios ha dado y dará a tu vida.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Santiago 5:14-15
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