domingo, octubre 17, 2010

REFLEXIÓN: Orar como un Niño

Oyó Dios la voz del muchacho. Génesis 21:17.
Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15.
Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. Isaías 65:24.

El pequeño Pedro tenía cinco años de edad. En vano buscaba la tienda de sus padres en el camping donde se habían instalado hacía poco. El niño estaba perdido y no sabía qué hacer. Entonces, casi desesperado, se arrodilló contra la tela de una tienda y pidió a Dios su ayuda. Luego se levantó y sin saber cómo, pronto se halló frente a la tienda de sus padres. Con su sensibilidad infantil tuvo conciencia de que Dios lo había escuchado. Aliviado, contó todo a sus padres.
Nunca olvidó esa pequeña experiencia. Hoy en día, ya adulto, Pedro afirma que Dios es fiel, que nunca lo ha abandonado y aún hoy responde a las oraciones.
Como nos lo recuerda el libro de Génesis, en otros tiempos Dios oyó el clamor del hijo de Agar en su angustia. Entonces libró a la sierva y a su hijo (Génesis 21:17-20). Sí, Dios escucha las oraciones, aun las de los niños. Él ve sus angustias y es sensible a ellas, porque es infinitamente bueno.
Jesús ama a los niños y dice: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19:14). También dice: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Tomado de http://devocionalescristianos.org

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