Jehová el Señor es mi fortaleza…
Habacuc 3:19
Las palabras del doctor le golpearon el corazón. Era cáncer. Su
mundo se detuvo mientras pensaba en su esposo y sus hijos. Habían orado con
diligencia, a la espera de otro resultado. ¿Qué harían? Mientras las lágrimas
le caían por el rostro, susurró: «Señor, esto está fuera de nuestro control.
Por favor, sé nuestra fortaleza».
¿Qué hacemos cuando el pronóstico es devastador, cuando nuestras
circunstancias escapan a nuestro control? ¿Dónde acudimos cuando no parece
haber esperanza?
La situación del profeta Habacuc estaba fuera de su control, y
sentía un temor paralizante. El juicio venidero sería catastrófico (Habacuc
3:16-17). Sin embargo, en medio del caos inminente, Habacuc decidió vivir por
fe (2:4) y gozarse en Dios (3:18). No puso su confianza en sus circunstancias,
su capacidad o sus recursos, sino en la bondad y la grandeza de Dios. Su
confianza en Dios lo llevó a proclamar: «El Señor es mi fortaleza, el cual hace
mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (Habacuc 3:19).
Cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles —enfermedad,
crisis familiares y financieras—, nosotros también tenemos que poner nuestra fe
y confianza en Dios. Él está con nosotros siempre.
Señor, gracias por ser «nuestro amparo y fortaleza, nuestro
pronto auxilio en las tribulaciones» (Salmo 46:1). En circunstancias difíciles,
podemos confiar en que Dios es nuestra fortaleza. (*)
(*) Tomado de Nuestro Pan Diario
(*) Tomado de Nuestro Pan Diario
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Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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