Y yendo, predicad,
diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Sanad enfermos, limpiad
leprosos, resucitad muertos,
echad fuera demonios; de
gracia recibisteis, dad de gracia.
Mateo 10:7-8
Cuando
yo tenía 10 años de edad mi mamá se puso muy enferma, tanto que las cosas más
sencillas de los quehaceres de la casa, no las podía llevar a cabo. Con ocho
hijos y todos en la escuela, fue muy complicado para mi padre enfrentar esa
situación ya que tuvo que pagar médicos, brujos, curanderos para que pudiese
ser sanada pero sin éxito alguno.
Pero
un buen día, unas hermanas del templo
cristiano de la comunidad, visitaron mi familia y nos predicaron que Jesús no
estaba muerto, estaba vivo y que Él quería morar en nuestro corazón y sanarnos,
que aceptáramos a Jesús como nuestro salvador y que si alguien estaba enfermo
orarían por nosotros. Al instante, mi mamá en cama, pensó cuanto le costaría
para que oraran por ella, ya que ella estaba acostumbrada a pagar todo tipo de
tratamientos médicos, remedios de yerbas en busca de salud
Después
de aceptar a Cristo, oraron por sanidad para mi madre y fue libre de depresión
nerviosa que por alrededor de 6 años fue severamente atormentada. Jesús ese día
trajo sanidad, no solo física, sino también espiritual para la familia.
Empezamos a asistir al templo y toda la familia poco a poco se convirtió al
Señor Jesús dejando el camino de maldad por seguir a Jesús.
Verdaderamente
como familia somos un testimonio enorme de lo que Dios puede hacer en la vida
del hombre, pues después que en mi familia se veía un futuro nada prometedor el
Señor Jesús lo cambio con Su poder. Tal como nosotros al aceptar a Jesús, Dios
te da el beneficio de la sanidad, no solo física si no también espiritual.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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