No temas en nada lo que vas a padecer.
He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la
cárcel,
para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez
días.
Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la
vida.
Apocalipsis 2:10
Está
claro que todos aquellos que hemos sido lavados por la sangre de Cristo
anhelamos cada día que pasa ser fieles a Dios, esto se nota a través de querer
evitar el pecado a toda costa, ese pecado que está a la orden del día y que
busca la manera de hacernos fallar.
Lo
lindo de esta lucha constante, es que no estamos solos, que Dios está con
nosotros, y si Él está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?, pero no todo es
color de rosas, pese a tener la certeza de que Dios está con nosotros frente a
cualquier situación que se nos presente, muchas veces fallamos.
Todos
tenemos áreas de nuestra vida, las cuales Dios está puliendo a diario, áreas
como el carácter o como el aprender a esperar, entre otros, dichas áreas y
otras muchas más que pudiéramos citar son situaciones que nos recuerdan lo
mucho que necesitamos someternos más a Dios, pues a nadie le gusta fallar, más
cuando ya llevas una buena racha de tiempo en cual no has fallado.
Hablo
de esos días, semanas, meses o años en los cuales te has abstenido de fallar en
aquella área que en momento determinado era tu azote. Muchos de nosotros hemos
pasado mucho tiempo sin cometer aquel error que antes cometíamos a diario y que
por cierto nos hacía sentirnos mal, ya que a ningún verdadero cristiano le es
felicidad fallarle a Dios.
Posiblemente
tu llevas una racha muy buena de fidelidad a Dios, pues se te han presentado
muchas ocasiones para fallar, pero no te has dejado manipular por ninguna de
ellas, sino que al contrario, has ¡huido del pecado!
¿Verdad
que se siente una satisfacción enorme saber que has sido fiel?, no me vas a
dejar negar, pero cuando se te han presentado situaciones que te han querido
orientar a pecar o fallarle a Dios y pese a que han sido situaciones muy
fuertes, tu no has accedido a ella, ¿Si o no que se siente una gran
satisfacción?, ¡Claro que Si! Y es que ser fiel a Dios te llena de orgullo,
pero de ese orgullo bueno de saber que estas luchando contra las cosas que te
gustan carnalmente, pero que espiritualmente sabes que van en contra de los
principios divinos.
Quizá
los últimos días has sido atacado como nunca, pues el enemigo sabe que llevas
una racha de historia, de esas que ni tu mismo lo crees, has pasado por muchas
situaciones que te han motivado a pecar, pero te has mantenido fiel y eso
seguramente será premiado por Dios.
Pero
como el enemigo sabe muy bien que cuando tú te propones a ser fiel a Dios,
estas declarándole la guerra, ha tratado los últimos días de bombardearte con
tantas situaciones que te quieren motivar u orientar a fallarle a Dios en
aquello que ya tienes muchos días, semanas, meses o años de no hacerlo.
Pero
es ahí en donde una vez más debes demostrar tu fidelidad, si ya creaste una
racha larga de fidelidad, ¿Crees que valdría la pena echarla a perder?, claro
que no vale la pena, es mejor ser fiel que caer en el pecado.
Y
es que el pecado no es ningún orgullo para el hijo de Dios, al contrario es una
vergüenza y roba autoridad de Dios, acusa y te quiere hacer sentir inmundo a
tal punto de querer hacer que te olvides totalmente de Dios, porque no eres
digno de su presencia.
Pero,
¿Quién ha dicho que por dignos de su presencia ha venido el Señor?, Jesús no
vino para los sanos, Él vino para los enfermos, aquellos que necesitamos
diariamente una dosis de fe, aquellos que necesitamos que Él cure nuestras
heridas porque estamos necesitados de la mano divina.
Amados
hermanos, realmente es más grande la satisfacción que produce la fidelidad ante
el pecado, que la que produce el pecado concretado, ¿Qué es lo que quieres tu
sentir?, ¿Quieres sentirte inmundo?, pues ve y peca, ¿Quieres sentirte
orgulloso de tu fidelidad?, entonces DI NO AL PECADO.
No
eches a perder el tiempo de santidad que has logrado acumular, que el periodo
de fidelidad largo que llevas no se vaya a la borda por minutos de
desobediencia divina, al contrario, que esta racha acumulada de fidelidad te
sirva de estímulo para seguir diciendo NO AL PECADO y si A LA VIDA SANTA que
Dios quiere para ti.
El
pecado acusa y es una vergüenza, mas la fidelidad a Dios es un orgullo que te
hace sentir una satisfacción única de estar haciendo la voluntad divina.
Extracto tomado de internet
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Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
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