lunes, abril 27, 2015

LA PALABRA DE DIOS PARA UN NIÑO





… Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos,
y las has revelado a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó  Lucas 10:21


 Conozco a un pequeño de cinco años que un día bañándose descubrió que tenía una bolita en la entrepierna, él comentó esto con su mamá pero la situación económica en ese momento no permitía que pudieran ir al médico; él y su mami apenas comenzaban a conocer del Señor y congregarse en la Iglesia; así que cuando hubo oportunidad comentaron esto con el Pastor y oraron para que Dios trajera sanidad, pasados unos días el niño se percató de que esa bolita, ya no estaba y con gran emoción lo compartió con su mamá y dieron gracias a Dios por el milagro obrado.


Un par de semanas después este pequeño ya no quiso ir a la Iglesia, argumentando una serie de excusas para no asistir; al percatarme de esta situación le pregunté si conocía la historia de los diez leprosos (ver Lucas 17:11-19), a lo que respondió que no, y entonces pude compartir con él de la Palabra de Dios sobre el milagro de sanidad que Jesús hizo con estos 10 hombres y que sólo uno había regresado agradecido; finalmente mi cuestionamiento a este niño fue ¿a cuál crees que te pareces?, Su respuesta, sin dudarlo fue que antes de que yo le contara esta historia él era como los nueve no agradecidos, pero que él quería ser como el hombre agradecido, y entonces le invité a que no dejara de congregarse en la casa de Dios y además agradecerle cada día las bendiciones que Él nos da.


Debemos aprovechar cada una de  las oportunidades que se nos presenten para compartir de la Palabra de Dios con los niños, no meramente como tal cual una lección o lectura bíblica con una enseñanza, sino más bien que a través de sus propias vivencias personales ellos puedan experimentar que la Palabra de Dios es aplicable en cada momento de sus vidas.


Gracias a Dios porque hoy, aun en este mundo inmerso en tantas distracciones  todavía hay corazones de niños dispuestos a escucharle:  … Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,  porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos,  y las has revelado a los niños.  Sí, Padre, porque así te agradó Lucas 10:21




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