Si quisiera hacer un cambio en un niño, transformar su vida y marcarla no importando a qué se vaya a dedicar y lo que fuera a hacer de su vida, siempre recordaría lo que un día, siendo niño, un Adulto le dijo. Le diría una verdad que traspasa los tiempos y las edades. Elevaría su autoestima diciéndole que él es MEJOR que un adulto, porque él es el poseedor de una cualidad invaluable que muchos adultos no tienen, o que van perdiendo con el paso del tiempo y de los años, que van perdiendo por "crecer".
Él ya no admiraría tanto el llegar a ser adulto, sabría que desde
pequeño, él ya es importante; que él tiene algo que los demás
"adultos" no tienen y que tiene que conservarlo. Le diría que no va a
poder evitar crecer y ser adulto, pero no debe perder el mismo corazón, la
misma sencillez, la misma confianza y la misma fe que tuvo cuando niño. Le
repetiría lo que Jesús dijo: "El que no recibe el reino de Dios como un
niño, no entrará en él". Le diría que ellos, como niños, son el personaje
principal de esta historia, que ellos no tienen que cambiar, son los adultos
los que tenemos que volvernos como ellos y recordar cómo era, cómo se sentía
confiar ciegamente, sin preocupaciones, creyendo de todo corazón lo que el
Señor dijera, para que entonces el Señor se complaciera en nuestra fe, no una
poca fe, pues sin fe es imposible agradar a Dios.
Bendeciría a un niño diciéndole esta verdad ahora que está pequeño, ahora que él quisiera crecer y ser grande. Le diría algo que grabara en lo más profundo de su corazón, para que siempre recordara lo importante que es y la esencia de su ser. Sería para ellos como un "mensaje" que viene del futuro: "No cambies. No seas como la mayoría de los adultos. Mantén tu confianza, mantén tu nobleza, mantén esa fe tan sencilla a simple vista pero que es tan poderosa y llena de milagros; porque de ese corazón humilde y de esa fe tan sencilla, es el reino de los cielos" ¿Un mensaje así de alguien a quien ellos quieren imitar? ¿De alguien que ellos quisieran llegar a ser? ¡Eso sí sería impactante, eso sí sería transformador y cautivador! Y eso es lo que voy a hacer cuando vea a mis niños en el colegio. He visto su fe operar a su temprana edad de una manera poderosa; tanto que me ha impactado y aún ministrado, tanto que he sido sanada en el instante por sus oraciones, y aún Dios ha hecho "más" de lo que pidieron. Ellos son especiales y no deben perder lo que por esencia ellos son y como Dios nos ha hecho a todos nosotros, pero que con los afanes de la vida vamos perdiendo esa Fe tan sencilla... tan simple, como la de un niño. Ellos creen sin dudar, oran con fe y así como un niño le cree a su padre o a su madre, ellos le creen a Dios de igual manera. Por eso necesitamos ser como niños, por eso ellos necesitan saber que no deben perder lo que ellos son, que de su corazón es el reino de los cielos.
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