“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
Estos son algunos de los versículos del Sermón del Monte, en ellos Jesús nos dice que nosotros somos la luz del mundo. Jesús dice que sus seguidores debemos ser como una ciudad asentada sobre un monte que no se pueda esconder. Debemos ser visibles al mundo, de una manera similar Jesús dice: Que una luz no se enciende para ponerla debajo de un almud sino que se pone sobre el candelero para que alumbre a todos los que estén en casa. Por esta razón nosotros como cristianos debemos de dejar que nuestra luz brille, porque esa luz no es nuestra, sino que proviene directamente de Cristo, y esa luz es para alumbrar a otros.
Nosotros adquirimos nuestra luz de Jesús cuando lo recibimos, cuando creemos y confiamos en Él como nuestros Salvador y Señor. Juan 1:12 dice: “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
Si queremos ser luz del mundo, debemos llenarnos diariamente de su gloriosa presencia. Cristo quiere renovarnos diariamente, Él puede caminar con nosotros, guiarnos y darnos su propia vida, como un día lo hizo. Pero para ello debemos de acercarnos a Él y buscarle en oración.
Debemos de dejar que nuestras vidas sean usadas para la gloria de Dios. No necesitamos gloriarnos nosotros, si servimos para glorificar a Dios en vez de a nosotros mismos, estaremos usando nuestra vida para el servicio de Dios, y podremos alumbrar.
Alumbremos a otros, demos luz, está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser luz y no permitir que los demás vivan en tinieblas. Vivimos en el mundo, pero nuestra ciudadanía está en el reino de los cielos, allá está nuestro hogar, allá nos están esperando.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezerebenezertemplocristiano2009@gmail.com
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