Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé, y anuncia el reino de Dios.
Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Lucas. 9:57-62
1. NO TODAS LAS PERSONAS QUE ESTÁN CERCA DE JESÚS, ESTAN VERDADERAMENTE COMPROMETIDAS CON ÉL.
Aquí tenemos tres personas que deseaban seguir Jesús pero no estaban listas para tomar un compromiso.
El primero de ellos quería seguir a Jesús pero no estaba dispuesto a soportar las incomodidades. Si él hubiera estado comprometido no lo hubieran detenido las incomodidades, hubiera seguido a Jesús aunque tuviera que sufrir, como Esteban que soportó la muerte por seguir a Jesús.
Es necesario que entendamos que ser cristiano y sobre todo ser discípulo va más allá de sólo disfrutar las bendiciones de Dios, implica también padecer como el padeció para que otros también disfruten las bendiciones de Dios. El apóstol Pablo es un claro ejemplo de ello. El decía que llevaba en su cuerpo las marcas de Jesús. Galatas 6:17 y que todos los días moría por causa de Cristo.
2ª Corintios 4: 8-12 dice: “Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.”.
Y en 1ª Corintios 4: 9–13
“Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.Nosotros locos por amor del Cristo, y vosotros prudentes en el Cristo; nosotros flacos, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles. Hasta esta hora hambrientos, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos heridos de golpes, y andamos vagabundos; y trabajamos, obrando con nuestras manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y sufrimos; somos blasfemados, y rogamos; hemos venido a ser como la basura de este mundo, inmundicias de todos hasta ahora.”
“Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.Nosotros locos por amor del Cristo, y vosotros prudentes en el Cristo; nosotros flacos, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles. Hasta esta hora hambrientos, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos heridos de golpes, y andamos vagabundos; y trabajamos, obrando con nuestras manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y sufrimos; somos blasfemados, y rogamos; hemos venido a ser como la basura de este mundo, inmundicias de todos hasta ahora.”
- Jesucristo exige que nos definamos por él si es que queremos servirle, dice que no podemos servir a dos señores a la vez, que tenemos que amar a uno y dejar al otro. Usted y yo tenemos que decidir a quién vamos a amar y a quién vamos a dejar.
- La Biblia está llena de ejemplos de personas que quisieron servir a Dios sin renunciar a lo mundano, a lo carnal. Tenemos a Caín, a Sansón, a Saúl y a Judas. Ninguno de ellos triunfó porque ninguno tenía un verdadero compromiso con Dios.
- Si nosotros queremos servir a Dios con excelencia tenemos que comprometernos con él y ser fieles a él todos los días, y en todas las áreas.
La Biblia dice en Filipenses 3:1-10:“Sí, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad primeramente las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios… haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivías en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestidos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creo se va renovando hasta el conocimiento pleno”.
Abstracto tomado de:
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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