Una Iglesia es como un ejército, donde cada miembro tiene su puesto y responsabilidad específica. Los líderes principales, como lo son los Pastores, Diáconos y demás colaboradores, son los que están al frente de la batalla, son los que dan la cara y los que tienen mayor responsabilidad dentro de este cuerpo de creyentes. Pero la Iglesia es todo en su conjunto, conoce cuál es su misión principal, y sabe que para llevarla a cabo con eficacia necesita estar unida.
“La unión hace la fuerza”, dicta un conocido dicho, y al aplicarlo en la Iglesia, unidos en una misma fe y teniendo a Jesús como capitán, la Iglesia puede zarpar segura para hacer su trabajo y llegar a buen puerto con la dirección y respaldo de Dios.
Cada miembro es un soldado que debe estar dispuesto a trabajar y a cooperar en lo que se requiere. Debe estar siempre dispuesto para pelear las batallas, dispuesto a ayudar al compañero caído, sabiendo que Dios está de su lado.
Al luchar por Dios buscamos la victoria, y esa es la que Dios nos da, pero antes de ello se necesita acudir primeramente a Dios en oración y pedirle que nos dé las armas y las estrategias pala lograr la victoria, pidiéndole antes que todo que pelee con nosotros y por nosotros, porque con Él la victoria es segura.
Es responsabilidad de cada miembro el orar por su Iglesia para que permanezca unida y en avance, es su responsabilidad orar por sus Pastores y líderes para que Dios les dé la sabiduría y fuerza necesarias para seguir trabajando fielmente en la gran comisión y/o mandato divino.
Todos como un mismo cuerpo de creyentes, debemos orar por nuestra Iglesia, si no los has hecho debes de comenzar a hacerlo. Es tu responsabilidad.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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