Meditando en la historia del joven Daniel y sus 3 compañeros cuando fueron llevados a Babilonia, en sus eternos propósitos Dios tenía un plan especial, una tarea y una misión para cada uno de ellos: Servir a Dios en una tierra lejana y extranjera.
Ellos desde el principio propusieron en su corazón ser diferentes y no dejarse llevar por las costumbres de aquella nueva ciudad. Se mantuvieron firmes en la ley de su Dios y lo siguieron buscando como si estuvieran en su tierra natal, nada cambió excepto por las personas que los rodeaban, personas que no creían en el mismo Dios que ellos y que tal vez los pudieron haber influenciado; sin embargo, estos jóvenes fueron los que los influenciaron a ellos. Daniel 1:8-16
A lo largo de la historia de Daniel y sus compañeros, me doy cuenta que Dios los envió para que se hiciera conocer Su Nombre sobre todo nombre en esa nación, para que Él fuera glorificado y aún mismo, ser reconocido por el rey que gobernaba aquella nación, Nabucodonosor, que llegó con sus propios labios a expresar de todo corazón que el Dios del cielo era el único y verdadero Dios y ahora lo reconocía y alababa, lo glorificaba como tal. Daniel 4:37.
Dios usó a estos jóvenes para que estuvieran delante de las máximas autoridades en aquellos tiempos de esa tierra lejana, impía e idólatra, y Dios hizo cambios y milagros a través de sus vidas, Dios los puso en medio de esas situaciones para que lo exaltaran y expandir Su reino y misericordia, Su bondad.
¿Qué no podrá hacer Dios con nosotros si tan sólo estuviéramos dispuestos y firmes, siguiendo y creyendo a Dios, buscándole como estos 4 jóvenes que no se dejaron contaminar ni dejar llevar bajo ninguna circunstancia contraria? ¡Esos son jóvenes que sirvieron a Dios y marcaron la historia!
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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