Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo, acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Hebreos 10:19 y 22
¿Que es la libertad?, me encontré esta definición en
internet: La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar,
de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo acciones
deliberadas. La libertad es la característica de los actos propiamente humanos.
Cuanto más se hace el bien, más
libre se va haciendo también el hombre. La libertad implica
también la posibilidad de elegir entre el bien y el mal.
Les comparto esta reflexión que encontré en devocionales
cristianos: Cuentan que un rey,
decidió poner en libertad a todos los reos de muerte en su reino, y perdonarles
la vida, solo si lograban convencerlo de que en realidad ellos eran inocente y para esto
Él mismo diseño un sistema de juicio: consistía en
que cada reo tendría una semana de libertad y si en ese tiempo el hombre no
cometía ningún delito, automáticamente seria puesto en libertad, Pero si volvía a fallar inmediatamente seria
ejecutado. La puerta de la prisión se abrió y todos los
reos salieron en busca de su LIBERTAD, el primer día pasó casi sin ser digno de
ser mencionado, cada uno de los sentenciados, disfrutaron del sol y de las
caminatas al aire libre, esto es vida, se decían así mismo, pero la noche del primer día llegó y
repentinamente los hombres sintieron frio y para
cuando amaneció el segundo día, algo en sus estómagos les recordaba que debían
comer, pero ¿quien les daría trabajo? todos en el reino sabían de que eran reos de muerte y ex
delincuente, ¡no! ni pensarlo nadie les dio trabajo, decidieron
entonces que tendrían que mendigar, pero todos los conocían, y en sus
memorias están bien frescos los recuerdo de lo crueles que ellos habían sido,
por lo que nadie les dio nada. Para cuando
llegó el día 3, el frío, el hambre y la sed ya habían
hecho su efecto y tristemente también ya habían comprobado que su pasado les
condenaba. Nadie les daría un trabajo, nadie
les daría comida. Pero algunos pensaron que morirían de todos modos, de manera que uno de ello dijo:
morir hoy morir mañana, ¿Cual es la diferencia? Y volvió a robar. Y como suele suceder muchos dijeron: si él lo hace
¿porque yo no? Pero hubo un grupo, tristemente la minoría que dijeron: volvamos a
las puertas del palacio, y en todo caso muramos allí, y así lo hicieron, llegaron al palacio en total debilidad. En un instante la puerta se abrió y un joven
y hermoso príncipe salió a recibirles
preguntando. Porque habéis vuelto tan pronto aun tienen
tiempo para intentarlo, pero uno de ello el más débil y
cansado alzo la voz y le dijo: "Mi Buen
Príncipe, venimos a ti porque, reconocemos que jamás podremos subsistir en la
tierra sin delinquir y según las reglas del sistema "Si fallamos moriremos
inmediatamente" Venimos a ti buen
príncipe, por si nos concedes la gracia morir de aquí al abrigo de tu palacio. El buen
príncipe, les miro con compasión y ternura al tiempo que les decía… NADIE MUERE A MIS PUERTAS, OS
CONCEDO LA VIDA Y TAMBIEN LA LIBERTAD, CON LA UNICA CONDICION, "JAMAS
DEBEN DEJAR LOS LIMITES DE MI PALACIO…"
La libertad la definimos nosotros, escoger el camino de vida eterna o el camino de muerte. Por eso la palabra de Dios te dice hoy: Hebreos
10:19 y 22 Así que, hermanos,
teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, acerquémonos con
corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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