Y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan
8:32
Cuando
no conocíamos a Cristo, teníamos una venda sobre nuestros ojos. Una venda que
nos impedía ver con claridad la grandeza y las maravillas de Dios. Éramos
esclavos y prisioneros del mundo. Esclavos de cosas que nos mantenían lejos de
Dios. Pero al llegar al conocimiento de Cristo, nuestros ojos fueron abiertos y
pudimos ver la luz. Esa luz que ilumina toda oscuridad, que purifica, limpia
y transforma todas las cosas. Esa luz, era la luz del Hijo de Dios, del
Cordero santo que quita el pecado del mundo. Cuando le conocimos, esa venda
cayó de nuestros ojos y pudimos ver al Rey. Conocimos la verdad, Jesús es la
verdad misma, es el camino al cielo y la vida eterna. (Juan 14:6)
Esa
verdad nos hizo libres, supimos que Jesús vino a rescatarnos y a salvarnos
cuando estábamos perdidos.(Lucas 19:10) Estábamos muertos en nuestros delitos y
pecados (Efesios 2:5), pero con Su muerte y Su resurrección, nos hizo
verdaderamente libres (Juan 8:36). Nos dio salvación, ya no somos más esclavos
ni prisioneros, somos siervos de Él. Ahora podemos alabarle y acercarnos a Él
con total libertad, esa libertad que Él nos dio.
Alaba a Dios porque rompió tus cadenas, ahora eres
libre. Alábale.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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