Seguramente la gente piensa que
existen muchos tipos de libertades pero hay una sola que trasciende la vida
misma, que es verdadera y no pasajera. Esta es la libertad que Jesucristo da a
aquél que lo acepta como Señor y Salvador de su vida.
Algunos necesitan ser libres de un
vicio, otros necesitan ser liberados de las deudas, otros quizá les sea urgente
una liberación de sentimientos profundos que destruyen el alma o quizá el
rencor o el resentimiento estén causando en algunos, una cautividad tan inmensa
que solo Dios puede resolver.
Los que hemos tenido la oportunidad
de recibir la verdadera libertad en Cristo, tenemos la responsabilidad de
interceder por aquellos que todavía no conocen al Libertador. Para interceder,
se necesita tener una relación estrecha con el Señor, lograr que alguien haga
algo a favor de otro, es un logro muy especial y Dios Quiere eso, quiere que
compartamos a los demás lo que Él puede hacer por ellos pero aún y que los
demás no se interesen, Él Espera que sigamos insistiendo en oración para que
Dios Ponga los medios y ellos por fin puedan experimentar eso que nosotros ya
experimentamos.
Como no recordar a David cuando
tocaba el arpa y el espíritu que atormentaba a Saúl se iba, como olvidar la
intercesión de Abraham por los posibles justos de Sodoma y Gomorra, Daniel por
el pueblo de Israel, Jeremías, Samuel, Moisés y muchos otros que clamaban a
Dios pidiendo por alguien en especial o por todo un pueblo y Dios en Su
infinita misericordia, se Agradaba de sus intercesiones y Obraba
maravillosamente.
Intercedamos por la libertad que
necesitan aquellos que no conocen a Cristo.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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