He visto algunas de
las muchas películas que se han hecho acerca de la vida y de la muerte de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pero en particular la que más recuerdo es
la última que se filmó, y de esa película la parte que más me impresiona y la
que más recuerdo, es la última escena; cuando la luz del día entra en el
sepulcro, muestra las ropas vacías y al personaje de Jesús poniéndose en pie, aún con las heridas
en sus manos. Indudablemente es una gran escena por lo que transmite, pero
pienso y creo con todo mi corazón que la escena verdadera y real es
infinitamente mejor que cualquiera otra, y que
sería imposible filmarla por la hermosura que ella representa.
Al pensar en ese
momento glorioso me gozo, porque es ahí cuando Aquel que murió por los pecados
de la humanidad, se levantó de entre los muertos demostrando así que Él era el
Hijo de Dios, que Él era Jesús; el Rey de reyes y el Señor de señores. Es ese
momento cuando la fe de todo creyente es aumentada por la certeza y la convicción
de que Jesús resucitó como dijo que lo
haría. Resucitó mostrando a todos que Él es el alfa y la Omega, el principio y
el fin, el que es, el que ha de venir y el que vendrá pronto, ya no a morir
sino a reinar y a gobernar su pueblo.
Jesús venció a la
muerte, porque Él es la vida, porque Él
vive es que nosotros vivimos. Nuestro Salvador es glorioso, trajo victoria y
salvación al que en Él cree, a Él sea la gloria.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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