Una de las debilidades de muchos cristianos o de muchas personas es: ¨no saber esperar¨, y más cuando Dios no nos contesta, andamos desesperados, la paciencia se nos acaba y nos sentimos angustiados. Me pongo a meditar y llego a la conclusión, que siendo humanos no queremos sufrir ni un instante, no queremos pasar por momento de dolor o angustia y exigimos una respuesta inmediata de parte de Dios, porque por naturaleza somos impacientes. Me pregunto ¿Y cuando Dios nos contesta inmediatamente que sucede después? ¿Nos olvidamos de Él o le seguimos buscando continuamente?, la respuesta la tenemos tú y yo, si amamos a Dios tenemos que agradarle sinceramente; pero algunos solamente lo buscan cuando está el problema y después se olvidan que Dios resolvió su situación. No tenemos que dudar de su respuesta, si no hemos aprendido a esperar en Él, es tiempo de actuar con fe, a ser pacientes, Él nunca nos falla, ni te fallará; debemos aprender que el tiempo de Dios no es el tiempo nuestro, así que aún en nuestros problemas y angustias debemos seguir buscando el rostro de Dios y aún servirle de corazón, el salmista clamaba a Dios con estas palabras a pesar de su condición: Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes (Salmos 40:16-17).
Tú y yo debemos ser constantes en la búsqueda de Dios, que nuestro clamor sea exaltando al Todopoderoso y no pedir solamente algo que beneficie a nuestro ego y a nuestros intereses, sino que sea una entrega genuina a nuestro Dios. El Señor mira las intenciones del corazón y si nos acercamos con sinceridad, fe y paciencia, Él nos atenderá y escuchará nuestro clamor. El Señor nos lleva por un proceso para formar nuestro carácter, nuestra manera de pensar y quiere enseñarnos a ser pacientes, a que nos deleitemos primero en su amor y misericordia, como nos dice Su palabra: Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará (Salmos 37:4-5). Hermano, aunque te sientas desesperado porque no viene la respuesta inmediata, sigue buscando su rostro pacientemente y pronto vendrá el auxilio a tú clamor, como lo dice el salmista: Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor (Salmos 40:1).
Hermanos les dejo estos consejos que nos da Su palabra: Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo (Santiago 5:7-11).
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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