Aquí tenemos el relato acerca de los padres terrenales de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Personas escogidas por Dios para ser una parte muy importante en el nacimiento del Mesías prometido. Personas ejemplares por su obediencia y sumisión a las instrucciones que Dios les había dado. Aun cuando sabía que eran pecadores como somos todos nosotros, no dudaron en hacer lo que Dios les había ordenado.
María había recibido el favor de parte de Dios de ser la madre de un hijo cuyo nombre ella debía llamar Jesús, el Hijo del Altísimo, uno en naturaleza y perfección con el Señor Dios. ¡JESÚS! Nombre sobre todo nombre. La respuesta que María le dio al ángel que el Señor había enviado para darle tan grande noticia, estaba llena de fe, humilde admiración y respeto. Hizo las cosas tal cual debían ser hechas para Dios. Y que decir de la actitud de José tan admirable. fiel a Dios en obediencia y en todas las demás cosas.
Ambos fueron valiosos instrumentos en las manos de Dios para que se llevara a cabo el más grande, importante y bello nacimiento que el mundo ha recibido. Seamos obedientes a Dios tal y como lo fueron estas dos excepcionales personas para que al igual que ellas seamos usados por el Señor.
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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