Desde las profundidades, clama el salmista a Dios (Salmo 130:1). Su problema sale a la superficie: una terrible culpa por cosas hechas y no hechas en el pasado. "SEÑOR, si Tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer?" (v.3).
Pero gracias al cielo, Dios perdona. Él no lleva una cuenta de nuestros pecados pasados, sin importar cuántos o cuán graves sean estos. "Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). El perdón de Dios entonces nos lleva a temerle (Salmo 130:4). Adoramos a Dios, por cuanto la gracia y el perdón nos hacen amarle mucho más.
Pero, ¿qué sucede si volvemos a caer en viejos pecados? ¿Qué pasa si el pecado persiste? Hemos de arrepentirnos y "esperar en el SEÑOR" (v.5). Y hemos de ser pacientes mientras Dios obra. No somos casos sin esperanza. Podemos "esperar" en Aquel que nos librará en Su tiempo.
Ahora tenemos estas dos garantías: el amor inquebrantable de Dios - Él nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13:5); y la promesa de Dios de total redención a su debido tiempo - Él nos redimirá de todas nuestras iniquidades (Salmo 130:8) y nos presentará delante de Su gloriosa presencia sin falta y con gran gozo (Judas 24).
¡Hemos sido perdonados! ¡Somos libres! Junto con el salmista, adoremos al Señor mientras aguardamos Su venida. __ DHR
Reflexión: Cuando nos perdonan, no se guarda registro alguno de nuestros fracasos.
Tomado de http://nuestropandiario.blogspot.com/
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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