Caminar o avanzar en medio de las tormentas diarias resulta ser una labor sumamente extenuante, y por nuestra condición siempre nos deja como producto cansancio, agotamiento, fatiga, desánimo; la reacción natural siempre es ir siguiendo lo que a nuestro criterio o parecer es lo indicado o correcto, como pensaría un marinero "dejarse guiar por donde te lleve la corriente" pero, en los caminos de Dios esa es una fórmula para terminar directamente en el naufragio. La realidad de las cosas es que si confiamos en nuestros pensamientos, sentimientos e instintos, lo único que terminamos consiguiendo es desorientarnos, pensando que vamos avanzando cuando en realidad vamos retrocediendo.
Imaginemos que estamos sumergidos en la peor de las tormentas, llueve desmesuradamente nos sentimos desprotegidos y caminamos por donde creemos encontraremos “el refugio perfecto”, caminamos sin dirección y con una visión incorrecta de las cosas, guiados por nuestro instinto y créame que en una situación de dificultad dejamos de ver objetivamente y pensar es lo último que se nos ocurre, finalmente podemos terminar en el lugar menos seguro; pero con la Guía de Dios, las cosas son totalmente distintas, bajo Su cobertura podemos fiarnos en que Él nos llevara al lugar más seguro en todo momento al permitir que Su palabra nos guíe aun cuando creamos que no es la dirección correcta, es garantizar la seguridad en la tormenta.
Verdaderamente todos enfrentamos tormentas que amenazan confundirnos y desorientarnos; puede ser una enfermedad repentina, algún amigo(a) que nos decepciono, o algún sueño hecho añicos…. Esos son los momentos en que debemos estar más atentos a Su Palabra, no confiemos en nuestro criterio, cuando hemos nublado nuestra vista por las circunstancias, por las decepciones de la vida, avanzar guiados por donde la tormentas de la vida nos lleva simplemente nos conducirá a la desesperación, la confusión, y a acciones que sólo empeorarán las cosas.
Verdaderamente todos enfrentamos tormentas que amenazan confundirnos y desorientarnos; puede ser una enfermedad repentina, algún amigo(a) que nos decepciono, o algún sueño hecho añicos…. Esos son los momentos en que debemos estar más atentos a Su Palabra, no confiemos en nuestro criterio, cuando hemos nublado nuestra vista por las circunstancias, por las decepciones de la vida, avanzar guiados por donde la tormentas de la vida nos lleva simplemente nos conducirá a la desesperación, la confusión, y a acciones que sólo empeorarán las cosas.
Dios siempre quiere guiarnos, y Su Palabra está envuelta con sabiduría y discernimiento para las “tormentas” que se nos presentan, "Lámpara es mis pies Su palabra, y lumbrera a mi camino" (Sal. 119:105) el camino por donde Él guía siempre, SIEMPRE es el camino correcto, volvámonos a la Biblia, porque es ahí donde encontramos Su palabra fidedigna y confiemos en Su guianza, Él ha prometido: "Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar" (Sal. 32:8), cuanto más conocemos Su voluntad por medio de Su palabra, tanto más claramente caminaremos bajo Su guía.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
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