martes, mayo 04, 2010

MUJERES DE FE

Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. 
1 Reyes 17:15-16


Esta mujer había perdido a su marido, y con ello el medio de sustento de la familia. Tenía un hijo, un niño pequeño. A la viuda no le faltaban las preocupaciones. Su vida había cambiado por completo desde la muerte de marido. Esta mujer que vivía con tantas dificultades para seguir adelante, tenía que ir recogiendo leña  por los caminos.  La vida se había hecho imposible a consecuencia del hambre generalizada en el país. Los precios de los alimentos eran exorbitantes. El fin estaba cerca. Y entonces ocurre algo extraordinario.
La mujer está recogiendo unos leños secos cuando un hombre de extraño aspecto, (El profeta Elías) con un báculo en la mano, de avanzada edad y cubierto de polvo, que se dirigía al pueblo, le dice que le traiga un vaso de agua.

La mujer obedece, así que se va camino a la casa para ir a buscársela, pero había dado sólo unos pasos cuando aquel extraño personaje la vuelve a llamar diciendo: «Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.
La mujer con una mirada triste le contestó que no tenía pan cocido, aunque sí un poco de harina y que precisamente estaba recogiendo dos leños para prepararlo y comérselo, untado con un poco de aceite que también le quedaba, junto con su hijo. Después de haberlo comido no les quedaban más recursos que dejarse morir de hambre.
Y entonces vienen las noticias estupendas, que de momento la mujer escucharía con oídos incrédulos: «La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. (v. 14)

La mujer hizo la tarta y comieron los tres. Y la harina no escaseó ni menguó el aceite de la tinaja.  Esta mujer aun cuando solo lo que tenía alcanzaba para que comieran ella y su hijo. Tuvo fe en Dios, obedeció al profeta y le compartió de su alimento y grande fue su recompensa. En un principio tenía tan solo un poco para comer, pero cuando tuvo confianza en la palabra del profeta de Dios, sobreabundo el alimento en su alacena por muchos días.
Sin duda esta viuda, es una mujer de fe.


Saludos cordiales, bendiciones
Templo Cristiano Eben-ezer

Arturo Gómez Garza
Pastor Eben-ezer
arturo_gomezgza@hotmail.com | Tel. 81-35-32-01

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