Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, Efesios 2:4-6
Es probable que la mas apreciada y consoladora de todas las características de Dios, sea su amor. Pero el hecho de que El nos ama, no significa nuestra salvación eterna, ya que podemos estar separados de El por nuestra condición perdida.
Debido a que el Padre ama tanto a la humanidad, hizo provisión para rescatarnos de nuestro estado de separación de El. Esta oferta de salvación es para todo el mundo, pero la persona tiene que aceptarla para poder beneficiarse de ella. Por la muerte de Cristo a nuestro favor, el Señor nos abrió la puerta para ser salvos, pero El no obliga a nadie a entrar.
Imagine que usted ha caído en un rio impetuoso, y que está a punto de ahogarse. Yo me lanzo a salvarlo, pero usted rechaza mi ayuda. ¿Lo salvó el hecho de que yo haya saltado? No. Usted no aceptó mi ofrecimiento de rescate. De la misma manera, Dios hizo toda provisión para su salvación, pero a usted le toca responder a su oferta.
Así como el nadador extiende una mano para aceptar el rescate, cada uno de nosotros debe extender la mano por fe, creyendo que Jesus murió por nosotros. Aceptar su perdón por nuestros pecados no es solo una creencia intelectual. El hombre que esta ahogándose no se salvará si simplemente sabe que otro nadador puede salvarlo. Tiene que poner su vida en las manos del socorrista y depender totalmente de él.
Confiar simplemente en que el amor de Dios le salvara a usted, no es suficiente. Nuestro Padre celestial desea que todos sean salvos, pero muchos siguen perdidos por no aceptar su oferta. La decisión depende de usted. Elija creer en Cristo, y rinda su vida a Aquel que quiere y puede salvarle.
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