La valentía no debe confundirse con temeridad (Imprudencia, exposición
excesiva a un riesgo innecesario) ni con el hecho de no sentir temor.
La valentía consiste en la fuerza de voluntad que puede poseer una
persona para llevar adelante una acción a pesar de los impedimentos los cuales
podrían generar miedo pero sin embargo, es la habilidad de sobreponerse a
dichos miedos y perseverar con la acción que se pretendía realizar, a lo que se
le llama ser valiente.
Tradicionalmente se relaciona el concepto de valentía al genero
masculino por la supuesta fuerza bruta, la naturaleza guerrera de sus genes, la
lucha continua por ser “más fuerte” que los demás, etc.
No obstante, la humanidad ha dejado muy en claro que una mujer con
determinación, es de un valor incalculable. La mujer posee cualidades dadas por
Dios para sobreponerse a un sinnúmero de
adversidades que el hombre promedio no podría hacerlo.
La mujer puede hacer varias cosas a la vez para optimizar el poco tiempo
que tiene diariamente. Resiste el día a día con mucho menos recursos de lo
imaginable. Con sus palabras y sus manos corrige, consuela, trabaja, arregla,
instruye, ama, etc. No duerme sin antes asegurarse que los suyos están seguros.
Es fuerte y suave a la vez, no hay nada que la detenga cuando está decidida a
lograr algo. No existe oración mayor que mueva el corazón de Dios que el de una
mujer, madre, rogando por un(a) hijo(a).
Todo lo anterior y mucho más es capaz de hacer una mujer por solo serlo,
¿cuánto más podría hacer una mujer que entrega su vida a Dios y que Jehová es
su fortaleza?
Mujeres valientes como las parteras que temiendo a Dios, no obedecieron
el mandato del faraón de matar a todo recién nacido varón del pueblo de Israel
(Ex 1:15-21)
Mujeres determinadas como la viuda insistente en pedir justicia a un
juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre, logró lo que pedía (Lc 18:2-8)
Mujeres decididas a buscar el favor de Dios como Rahab que a pesar de
pertenecer al pueblo enemigo de Dios, sabía que Dios apoyaría a los Israelitas
y ella quería ser bendecida junto con su familia. Ayudó al pueblo de Dios,
desobedeció una orden real arriesgándose y al final obtuvo la protección
Divina. (Josué 2)
Podríamos seguir, pero para terminar, recordemos la mujer cananea y su
valiente atrevimiento de no solo pedirle a Jesús un milagro para su hija
atormentada por un demonio, sino que además, se atrevió a “debatir” con el
mismo Maestro para obtener lo que buscaba y hasta recibió el reconocimiento de
su gran fe de parte de Jesús (Mt 15:22-28)
Demos gracias a Dios por las mujeres valientes
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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