¿Alguna vez has sentido o experimentado el miedo? Yo sí, recuerdo de pequeño que le tenía mucho miedo a los rayos y truenos, y me escondía, también recuerdo que tenía mucho miedo escuchar que el mundo se acabaría, tal vez porque era aún pequeño y pensaba que todos moriríamos; los miedos nos invaden cuando no hay en nosotros una seguridad en nuestro interior, no tenemos esa paz que nos haga sentirnos confiados; tal vez habrá muchas personas que no conocen que Dios existe y que Él tiene cuidado de ellos, se sienten desesperados sin encontrar una solución a sus problemas; si algunos cristianos, en ocasiones su fe falla, aún estando al cuidado de Dios no permiten que Él los auxilie y se llenan de miedo en lugar de confiar y tener la esperanza en el Señor.
No le ha pasado que muchas veces pasamos por una situación y sentimos miedo de escuchar noticias malas o desagradables: que tiene una enfermedad incurable, que fracasó en su examen, que no le renovaron su contrato de trabajo, que tuvo un accidente algún familiar, que lo van a embargar por las deudas, que sus hijos se fueron, que su cónyuge lo abandonó, que falleció algún ser querido, etc. Esto nos sucede porque nos centramos o ponemos más atención en los problemas, en los miedos y en la incertidumbre de que sucederá, y cuando menos pensamos nuestra salud se ve afectada de tantas mortificaciones; ¿Qué hacemos para remediarlo, corremos inmediatamente a buscar en oración el auxilio de Dios o que ha hecho para que sus miedos no lo atormenten? Es lo que tenemos que hacer inmediatamente, ir de rodillas a buscar el pronto auxilio del Altísimo, como dice Salmos 46:1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Porque te preocupas de más, entiendo somos humanos y la carne es débil, ¿Qué acaso no confiamos en un Dios todo poderoso?, Él nos da un grado de confianza inmenso, que no tiene fin. Pero tenemos que confiar en Él al 100%, hagamos a un lado los miedos, así que tenemos que desecharlo y poner a Jehová como primer auxilio en nuestra vida, habita bajo el abrigo de Dios y hazlo tú esperanza y no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga tocará tu morada, pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Hermano, pongamos al Señor y su palabra primordialmente en nuestra vida y recibiremos la promesa de Dios: Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo, y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente, y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere, porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso (Proverbios 3:21-26).
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