La intercesión es en los padres una actividad innata, generalmente es más vista en las mamás, interceden por los hijos con los padres, con los maestros, hasta con los amiguitos, es una forma de protección, una intervención para mejorar su vida y ayudar con los problemas; mientras crece las situaciones difíciles se vuelven más delicadas, y la sola intercesión de mama no basta como antes. Todos en algún momento llegamos a estar frente a dificultades en las que aunque queramos hacer mas, deja de estar en nuestras manos; ya sea por la gravedad, por distancia, por voluntades, etc. el hecho es que no podemos hacer nada más. ¿Dónde conseguir ayuda para ayudar cuando se nos acabaron las opciones? ¿Qué hacer cuando la intercesión ante los hombres ya no es suficiente? Busca en la oración.
La verdad es que la oración debe ser nuestro primer recurso a usar, pero si le desconoces, no importa que sea la última opción, al final o antes del final, siempre se llegara a ser La Solución.
La oración de intercesión es muy poderosa, es llave para el corazón de Dios y para El no hay nada imposible (Lucas 18:27)
En la Biblia vemos una súplica intercesora que recibe solución y hay dos cosas impactantes en este ejemplo vivo; primero la mujer que suplica por la vida de su hija, es una cananea; es decir, gentil, de un pueblo pecador, en su dificultad no le importo y pidió socorro, grito al Altísimo por ayuda, suplico en intercesión por su hija; así no importa en que situación estés, no necesitas ser perfecto, Dios siempre está dispuesto a escuchar tu oración; segundo, la persistencia, ella a pesar de la primera no tan favorable respuesta de Jesús, insistió humildemente (Mateo 15:23), hay que orar e interceder hasta ver la respuesta de Dios.
Si quieres ver tus oraciones de intercesión contestadas hay una clave; dale a Dios el motivo para contestarla; Ella dijo “¡Señor, hijo de David, ten compasión de mi!” ella levanta una súplica con uno de los atributos de Dios, que es toda misericordia, ¿Cómo se negara a si mismo y no tendrá de ella compasión?
Recuérdale a Dios sus cualidades, sus promesas, persevera en la oración y no habrá dificultad propia, de los tuyos o de ajenos que no se pueda solucionar.
Y ésta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho (1 Juan 5:14-15)
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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