Este versículo declara categóricamente que los hijos, son un don de Dios y por lo tanto, una bendición para lo que forman parte de su familia divina.
La Biblia llama a los hijos “herencia de Jehová”; una recompensa. Según un dicho rabínico, un niño tiene tres padres; su padre, su madre y Dios. El más importante de los tres debe de ser Dios y quienes tienen que darle el ejemplo para que así sea, deben ser precisamente sus padres terrenales.
De esta hermosa recompensa que da Jehová; llamados hijos, los padres pueden aprender preciosas lecciones de sus mentes curiosas y de su sana ingenuidad. “De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Marcos 10:15). Los hijos en definitiva, son para los padres una valiosa oportunidad dada por Dios, para moldear el futuro.
Cada padre, cada madre debe de ser agradecido(a) con Dios por darle la hermosa dicha de tener un hijo. Porque un hijo es un regalo del cielo que Dios entrega a los que son sus hijos.
El deber principal de todo padre creyente es orar por sus hijos, y el mejor ejemplo que puede darles es enseñarles el camino de la fe y la obediencia a Dios.
Hay que valorar y amar a los hijos, así como Dios nos ama a nosotros, Él nos ha dado el ejemplo.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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