¿Cuantas veces como padres hemos hablado hasta acabarnos la voz y sin saber realmente si nuestros hijos están escuchando? ¿Alguna vez ha sentido que todas las lecciones que le habla están siendo hachadas en saco roto? Por estas razones ¿Haz querido darte por vencido? ¿Haz pensado bueno, no le diré nada, que aprenda las lecciones a la mala, por su propia experiencia?
Yo creo que a todo padre le ha pasado. Siempre habrá momentos de rebeldía en nuestros hijos (al igual que nos paso a nosotros) en donde no querrán escuchar consejo, quizá por malas influencias, o por que se sienten incomprendidos según la situación que estén pasando; esto nunca debe ser razón para dejarlos a la deriva; aquí es donde ser padre nos debe convertir en los mejores oradores y vendedores de historias; hay que saber comunicarnos con ellos a pesar de que parezcan no escuchar, su indiferencia a nuestros consejos nunca debe ser razón para dejar de aconsejar. (Proverbio 19:27 Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría)
Por experiencia sabemos que hay lecciones que debimos pasar, y también hay algunas situaciones de las que nos salvamos por haber recordado algún consejo de nuestros padres, quizá en la primera ocasión no escuchamos pero en consecuentes o inclusive en distintas recordamos los consejos que nos han regalado y los ponemos en práctica.
Muchas veces su apatía a nuestras enseñazas es fingida, por que como adolescentes tienen una reputación que guardar; (muchos podrán recordar sus tiempos de juventud y me darán la razón) Si como padres, nos molestamos y alzamos la voz, o reaccionamos de mal manera, las relaciones se rompen, cuando a pesar de lo que nosotros veíamos era muy cercana. (Efesios 6:4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor)
Mientras más comunicación tengas con tus hijos mas escucharan lo que tengas que decir. Procura que lo que digas sea siempre de edificación para ellos. Empieza invariablemente por enseñarles el temor a Dios, (Proverbios 1:7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová) facilita tu tarea, aconseja siempre enseñanza viva, la palabra de Dios nunca vuelve vacía (Isaías 55:11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envíe)
Atentos están tus hijos a tus errores, y es fácil seguir lo malo (no tienes que decirle que lo haga, solito imita), procura que lo que vean y escuchen en ti, sea sabiduría de lo alto, inteligencia de Dios, para que tus hijos conserven ciencia divina.
El hijo sabio recibe el consejo del padre; Mas el burlador no escucha las reprensiones. Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez. (Proverbios 13:1, 23:22, 19:20)
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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