Eran los últimos días del rey David, había llegado el tiempo en que había de morir y ordenó a Salomón su hijo diciendo estas palabras:"Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas"
El reino se le daría a Salomón, y qué mejor consejo antes de morir, que escuchar las palabras sabias de un padre que siguió y sirvió a Dios durante toda su vida, que experimentó el poder de Dios, que fue amado de su Dios y él también le amó. Esas palabras estaban llenas de significado, llenas de vida, de convicción, de creencia, de poder, de autoridad, pues en otras palabras le dijo: "Haz todo esto para que te vaya bien, por experiencia te lo digo"
Y vemos que Salomón siguió el consejo de su padre, pues también fue amado de su Dios y Dios se le apreció en sueños para hablarle. La herencia espiritual continuó en Salomón y él fue humilde para recibirla, para seguirla, para obedecerla. Salomón fue de corazón humilde y sabio, pues lo primero y lo único que pidió ante la aparición de Dios fue "Sabiduría", en respuesta Dios se la dio, pero añadió riquezas, bienes y gloria, por cuanto hubo en su corazón pedir que lo guiara ante el pueblo del Dios que servía.
No sólo Salomón honró a su padre al escuchar sus palabras, sino que supo el significado de ellas y entendió la sabiduría que en ellas llevaba. La recompensa fue la providencia y bendición de Dios en todas las cosas, fue una comunicación también real con su Dios, el Dios de sus padres.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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