¡Qué gran "As" de la manga se sacó Dios al decir estas palabras! Si en algún momento Salomón, el hijo de David, dudaba de cómo debía encaminarse o cómo debía actuar ante las exigencias ya sea del pueblo, del reino, de Dios mismo y sus leyes, y si por si acaso él llegase a tener alguna excusa sobre la ignorancia de este tema, Dios, antes de bendecirlo, como condición a Su pacto con Salomón, le dijo que debería seguir los pasos de su padre, que debía seguir su ejemplo, que si en algún momento del camino se perdía y flaqueaba, si por algún instante era más fuerte la adversidad y había una tentación de dejar la senda antigua (el camino de Dios), debía de recordar a "su padre"
Creo que muchas veces, consciente o inconscientemente, se nos queda grabada la actitud de nuestros padres ante los problemas y la manera de resolverlos. Sin duda alguna puedo decir que muchas veces hemos dejado de hacer cosas o las hemos hecho sólo por haber recordado a nuestros padres. Esa vehemencia de clamor a Dios, esa confianza, esa seguridad y tranquilidad ha sido transmitida con el paso de los años y la convivencia. Hoy Dios quiere que veamos que la importancia de la educación de los padres en los hijos, ¡sí cuenta! Sí tiene trasfondo y deja una gran huella, un estilo de vida, un ejemplo a seguir. Bendito Dios que Salomón tuvo un padre conforme al corazón de Dios y fiel, que tenía buenos recuerdos de él. Pero oremos y meditemos, qué ejemplo le estamos dejando a nuestros hijos y qué ejemplo estamos tomando de nuestros padres. Oremos los unos por los otros, que la relación familiar crezca en armonía y unidad y así poder cumplir la voluntad perfecta de nuestro Creador.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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