La instrucción de la palabra de Dios es una fortaleza para los principios y valores que enseñamos a nuestros hijos, para que crezcan con el conocimiento y el temor de Dios. La palabra de Dios nos da este consejo: Instruye al niño en su camino, la biblia nos responsabiliza a guiar a los hijos durante su niñez a buenos principios, a enseñarles valores de conducta y disciplina, a enderezar y corregir sus pasos y a instruirlos bajo el temor y la dirección de Dios, conforme a la palabra de Dios. Como padres sigamos este consejo, y tendremos esa promesa que dice el proverbista: y aún cuando fuere viejo no se apartará de él. Los niños captan demasiada información en el ambiente que los rodea; de la televisión, de la Internet, de la radio, de los amigos, etc. Ellos no saben si esa información puede dañarlos; Alguna vez escuché de mi esposa decir que “los niños son como esponjitas que absorben todo lo que escuchan y ven, sea bueno o sea malo”. Entonces seamos observadores a diario de su conducta, analicemos sus ideas y actitudes, supervisemos donde se reúnen y cuáles son sus amistades y pongamos atención como nos contestan, para que a tiempo se corrijan y no cuando el problema se haga grande.
Nos menciona la palabra del Señor que, todo lo que el hombre sembrare eso también segará Gálatas 6:7, o sea, que está en nosotros los padres si queremos tener hijos excelentes, debemos ser ejemplos íntegros para ellos; sembremos buena semilla y recogeremos buena cosecha. Los niños escuchan las palabras que decimos sea buena o mala, también captan si nuestro carácter es fuerte o débil, observan nuestro comportamiento sea bueno o malo; ¿No le ha pasado que cuando corrige a sus hijos, ellos nos responden, sólo hago lo que tú haces y lo que he aprendido de ti?, pues tenemos que andar con cautela delante de ellos, debemos ser el ejemplo que ellos esperan, como dice en 1ª Timoteo 4:12 Sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
Por el trabajo, por los quehaceres diarios o por otras actividades que nos ocupan, olvidamos o eludimos el cuidado y la educación de los hijos, a veces quisiéramos que alguien más los eduque por nosotros, pero somos los únicos responsables de ellos, y si no les damos la debida atención y el tiempo necesario, ellos lo buscaran en otros lados; no dejemos que se nos escapen de las manos por el descuido nuestro y la falta de sujeción sobre ellos. Que no se cumpla como dice: Jeremías 47:3 Por el sonido de los cascos de sus caballos, por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos. En nuestras manos está instruirlos por el camino de la palabra de Dios, como nos dice: Deuteronomio11:19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes. Si tú Padre de familia no conoces a Jesús o tal vez ya lo aceptaste, pero crees que no has sido un buen ejemplo para tus hijos, hoy es el tiempo para que te acerques a Él.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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