Lectura: 2 Reyes 5:1-3, 9-14
Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. 2 Reyes 5:2-3
Si eres como la mayoría de las personas, piensas que cuando Dios hace algo importante, usa a personas importantes para hacerlo – personas como John Stott, Billy Graham, o Joni Eareckson Tada. El resto de nosotros simplemente llenamos el espacio hasta que Jesús venga. Pero eso no es verdad. Lo que vemos con mayor frecuencia en las Escrituras es que Dios usa a gente ordinaria para hacer cosas. Tan sólo échale una mirada a los profetas del Antiguo Testamento y a los discípulos del Nuevo Testamento.
La muchacha en 2 Reyes 5 era simplemente una sierva ordinaria. Pero valientemente sugirió que Naamán acudiera al profeta de Israel para ser sanado. Lo que suena como una simple solicitud era de hecho una osada sugerencia. Porque el hecho de que Naamán fuera a Israel significaría que él le estaba dando la espalda a los dioses paganos locales, invitando a la crítica de parte de sus paisanos por poner en riesgo el poderío militar y de su nación.
Esta sierva sin nombre podría haber pagado un precio muy elevado por hacer una sugerencia como ésa, pero ella sabía dónde se encontraba la verdadera fuente de sanidad. Debido a su profunda preocupación por el bienestar de Naamán, ella valientemente se arriesgó para dirigirlo hacia esa fuente – al único y verdadero Dios viviente.
Al igual que esta joven sierva, debemos estar dispuestos a ser usados por Dios para guiar a nuestros familiares y amigos a la verdadera fuente de esperanza y sanidad.
Dios está buscando personas ordinarias para hacer obras extraordinarias. ¿Aceptas el reto?
Tomado de
http://www.devocionaldiario.com
¡Excelente fin de semana!
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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