miércoles, octubre 06, 2010

FIELES A DIOS



Dios se agrada más cuando en medio de la dificultad le sonreimos, le damos una alabanza y ponemos nuestra confianza en Él, en lugar de hacer todo lo contrario. De entrada Dios ya sabe quién va a ser fiel en medio de la prueba o adversidad, pero como alguna vez escuché decir a un predicador, el ó los que no saben cuánto aman a Dios, somos nosotros mismo. Somos nosotros mismos quienes nos damos cuenta verdaderamente de nuestra condición como humanos delante del Señor, nuestro hombre interior florece en esas circunstancias y ahí es donde verdaderamente sale a relucir quiénes somos en realidad. Cuando nadie nos ve, en la intimidad, cuando nadie nos oye, cuando no podemos hablar, donde no hay apariencias y sólo quedamos descubiertos tal cual libro. Ahí es donde nuestra fidelidad es pesada y probada, Dios de antemano ya lo sabe, pero, ¿nosotros? Depués de la lucha y/o tentación superada, debo confesar que ha habido cierto grado de satisfación y gloria en Cristo por haberme detenido a hacer y/o decir ciertas cosas que estaban mal delante del Señor. Las horas, inclusive fracciones de segundo de prueba fueron terribles, por momentos pensaba que caería, pero el conocimiento que Dios ha depositado en mí de Su Palabra y la relación personal que ha ido creciendo continuamente con Él, mi amor y temor hacia Él, pudieron ser más fuertes que lo que el mundo me ofrecía en esos momentos. La historia ya la sabemos, esos tres jóvenes se mantuvieron firmes aún en medio de todo un pueblo que estaba siguiendo la orden de un rey soberbio en la adoración a dioses ajenos. Ellos sabían que Dios, Jehová de los ejércitos los podía librar, pero si aún no los salvase, conocían y sabían perfectamente cuál era el correcto proceder, sabían qué era lo que HONRARÍA al Dios de Israel, EL ÚNICO. Entonces Dios decide demostrarles que lo que hacen en la tierra por El Amado, no es en vano, sino que tiene su recompensa. Dios decide glorificarse y hacerse ver en medio de una multitud pecaminosa y honrar a los que temían Su Nombre. Ellos no sabían que en verdad Dios los libraría, sabían que PODÍA hacerlo, pero reconociendo que al final, sólo Dios tomaba la última palabra, visualizaron la peor de las circusntancias, y aún así, no se rindieron ante la estatua, quedando expuestos al horno de fuego. Esto un acto vivo y eficaz de cómo se demuestra la fidelidad a Dios, como nos la demostramos a nosotros mismos, cómo le damos nuestra ofrenda a Dios de gratitud.


Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
ebenezertemplocristiano2009@gmail.com

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