En el libro de los Salmos muchos hombres de Dios, dan testimonio de sus muchas alegrías, de sus tristezas, de sus victorias y derrotas, de su confianza y de sus dudas. Estas cosas que les acontecieron son ejemplos para nosotros y están escritas para nuestra instrucción. “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” dice el Salmo, y este breve testimonio nos instruye respecto a tres cosas en nuestra vida:
I.-Nos instruye respecto a un grave peligro, El de pecar contra Dios: Todos sabemos que es el pecado, lo que hace y sabemos que a Dios no le agrada. El pecado nos priva de la ayuda de Dios, de recibir sus bendiciones, y nos priva de su presencia. Guardando la Palabra de Dios hermanos, tendremos una fuerza poderosa contra el pecado
II.-Nos instruye respecto a que tenemos una protección; y es la Palabra de Dios: La Palabra de Dios nos ilumina para prevenirnos contra los peligros espirituales que nos asechan y para guiarnos al amparo de Dios. Es nuestra protección porque nos capacita para vencer las tentaciones que se nos presentan a lo largo de nuestra vida.
La Palabra es lámpara a nuestros pies y luz para nuestro camino (Salmo 119:105) es nuestro escudo y defensa contra los ataques del enemigo. El mismo Señor Jesucristo usó la Palabra de Dios cuando el diablo le atacó después de su largo ayuno en el desierto. Rechazó cada tentación con una apelación de las Sagradas Escrituras (Mateo 4:4, 7,10). Él resistió al diablo, triunfó y el diablo se aparto de Él y le dejó.
III--.Nos instruye respecto a guardar, a atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones: Esto significa que tenemos que conocer la Palabra de Dios y esto lo logramos de tres maneras: Oyendo la Palabra, leyéndola diariamente y escudriñándola.
El Salmo 37:31 nos dice que si la ley de Dios, está en nuestro corazón, nuestros pies jamás resbalaran. Y en Proverbios 3:23: Nos dice que si guardamos la ley y el consejo de Dios podremos ir confiadamente por nuestro camino. Debemos poner en práctica la Palabra de Dios en nuestras vidas, es necesario que meditemos en ella. Hagamos el compromiso de guardarla, de obedecerla, comprometámonos a atesorarla en nuestros corazones para no pecar, para recibir la inspiración e instrucción que nos hace falta, para ser testigos fieles de la gracia de Dios, y para ser llenos de su poder y de gloriosa presencia.
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Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
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