Todo el evangelio se centra en este versículo. El amor de Dios no es estático ni egoísta. El amor de Dios se extiende y atrae a otros hacia Él. Dios establece aquí el verdadero molde del amor. Establece la base de toda relación de amor, de amistad y de cariño.
Si uno ama a alguien profundamente está dispuesto a darle amor a cualquier precio. Dios pagó con la vida de su Hijo el más alto precio que se puede pagar. Jesús aceptó nuestro castigo. Pagó el precio de nuestros pecados y luego nos ofreció una nueva vida que compró con su muerte. Nuestro amor debe ser como el suyo, y estar dispuestos a renunciar a nuestra comodidad y seguridad para que otros reciban el amor de Dios como lo recibimos nosotros.
Muchos rechazan la idea de vivir para siempre, porque viven vidas tristes. Pero la vida eterna, no es la extensión de la vida mortal del hombre. Vida eterna es un regalo de Dios. Es una promesa de Él para nosotros. Vida eterna es la vida de Dios encarnada en Jesucristo, que se da a todos los que creen, como garantía de que vivirán para siempre. En esa vida no hay muerte, enfermedad, dolor, enemigo, demonios ni pecado. Nuestra vida terrenal es solo el comienzo de la eternidad.
Confiemos en Jesús, sigámosle y hagamos nuestra esta hermosa promesa de salvación y vida eterna que ofrece a todo aquel que en Él cree.
Saludos cordiales, bendiciones
Templo Cristiano Eben-ezer
Arturo Gómez Garza
Pastor Eben-ezer
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