“Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que mantenga firme hasta el fin será salvo. Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:12-14).
No permita que su amor se ENFRIE. En este capítulo se trata
de las señales de los tiempos finales. Estamos muy acostumbrados a escuchar
esto: guerras, terremotos, tsunamis, hambruna y engaño generalizado. Pero hay
otro signo del fin de los tiempos. En Mateo 24:12 dice que “el AMOR de muchos
se enfriará” debido a la maldad que habrá en la tierra.
Eso que habla de “muchos” se refiere a la Iglesia, no al
mundo. La presión de la maldad desenfrenada, la dificultad de las
circunstancias e incluso el “estrés” de nuestro “moderno estilo de vida”
producen un ambiente tan sobrecargado de problemas y dificultades y que la
mayoría de la gente hace caso OMISO de caminar en el AMOR de DIOS.
Se concentra de sí misma, cuida de sí misma, o sea que
quiere decir que tratamos de resolver nuestros propios problemas sin la ayuda
de nadie, menos de Dios. Eso es algo que Dios nunca nos dijo que hiciéramos. Si
nos ocupamos de sus negocios, Él se ocupa de los nuestros. Debemos de doblar
nuestras rodillas y pedirle AYUDA, meternos en la oración, que tiene poder y
representarlo a Él apropiadamente. También de buscar su AMOR que es infinito,
porque él murió en la cruz por nuestros pecados.
¿Usted se ha dado cuenta que Dios NO siempre nos da la
capacidad para resolver nuestros problemas? Pero cuando somos impotentes para
solucionar los nuestros, nos capacita para salir adelante en las (dificultades)
del prójimo. Y esto es muy bueno.
Él nos ayuda cuando ya NO tenemos fuerzas y cuando creemos
que no hay salida viene el Señor y nos extiende su mano amorosa, como se la
extendió a Pedro que se hundía cuando caminaba hacia a Él, encima del agua del
mar. Su auxilio es preciso, en el momento apropiado. Tenemos que negarnos a
nosotros mismos y rehusar que nuestro amor se enfrié. Despierte el amor en su
vida. Cuide su vida espiritual, no deje de asistir a la Iglesia, de orar y
buscar de Dios es algo que no se puede cambiar en la vida. Sin Dios no somos
nada, dice su palabra: “Que sin mí no podéis hacer nada”.
Despierte ese primer amor cuando conoció al Señor por
primera vez. No se ENFRIE, ame a su cónyuge, su familia, amigos, vecinos y
compañeros de trabajo. Extienda su mano a otros que están sufriendo o pasando
necesidades. Ore por la gente y bendígala. Reprenda en el nombre poderoso de
JESÚS todo ataque del enemigo, de chisme, habladurías, desanimo y pesimismo.
Por el contrario, sea un buen servidor, atento para escuchar y tardo para
hablar y siempre con esa sonrisa y ese rostro lleno de gozo que embellece el
rostro porque lo que hay en el corazón se refleja en nuestra cara. ¡¡¡Dios le
bendiga!!!
Tomado de: http://labuenanueva.ca/lasbuenanuevas/
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Saludos cordiales, bendiciones
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