Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo:
Yo soy el Dios de Abraham tu padre;
no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré,
y multiplicaré tu
descendencia por amor de Abraham mi siervo
Génesis 26:24
En una conferencia
a la cual asistí cuyo tema era: “La
importancia de la formación del niño social, moral, intelectual y religiosa”.
El conferencista explicaba la importancia del pequeño en su entorno, debido a
que todos los seres humanos aprendemos por observación, es decir, aprendemos a
comer, a hablar, a reír, caminar, buenos modales todo esto a través de la
imitación.
También
existen otros aspectos como la forma de pensar, actuar, los cuales son propensos
a ser imitados por los infantes. Durante el clímax de la conferencia se relataba
que el carácter agresivo o impulsivo que caracteriza a un porcentaje de la población
infantil, es el resultado del nivel de agresión que vivió en el hogar con sus padres
biológicos.
Las
escrituras nos brindan un pasaje de importancia que se relaciona con la
familia. Si abrimos nuestra biblia en Génesis 26:24 dice: “Y se le apareció Jehová aquella
noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy
contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi
siervo”
Jehová
se le aparece a Isaac y le bendice. En el versículo 24 se observa una promesa
para Isaac, cuyos escarnecedores, los fariseos sintieron envidia de él, ya que Isaac al paso de los años se convirtió
en un hombre prospero, enriquecido y poderoso. Fueron los filisteos quienes se
dieron a la tarea de segar cada uno de los pozos que Abraham, padre de Isaac, había abierto para abastecer la siembra
y el ganado.
Abraham
no se dedicaba solamente a hacer pozos, también edificaba altares y adoraba el
nombre de Dios. Isaac adoraba el nombre de Jehová y no se daba a vencer, si
cerraban los filisteos un pozo, el abría otro, esto es confianza en Dios,
virtud heredada de su padre. Por esta
causa los filisteos declararon a Isaac: “hemos
visto que Jehová está contigo”. Veían que a pesar del mal que hacían a sus
propiedades no desmerecía la bendición de Dios para la vida de Isaac.
Así
como Isaac, nuestros hijos están imitando nuestros pasos. El ejemplo que
Abraham transmitió fue concebido y puesto en marcha. Nuestros jóvenes necesitan
ser inspirados por alguien que esté en constante comunión con Dios, y este, sin
lugar a dudas es nuestro rol. Los muchachos serán impulsados para acudir a la
iglesia, buscar a Jehová, porque lo imitaran de nosotros.
Mismo
Pablo les exhortaba, “Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo”.
Es Necesario que anhelen nuestros hijos ser iguales a nosotros y nosotros ser
como Cristo. Porque allí vendrá bendición y vida eterna. Una promesa le fue
dada a Isaac, una promesa es brindada a nuestros hijos, que sean prósperos de
generación en generación. Recuerden siempre que los éxitos o fracasos de nosotros
los padres, son nuestros los hijos.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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