La fe dentro de una familia empieza con uno, con uno solo que crea en Jesús como el Hijo de Dios. Y es que a partir del momento en que se comienza a caminar con Dios, la fe viene a morar como parte inherente en la vida del creyente.
El carcelero de Filipos, que es de quien habla este versículo, al ver la manifestación del poder sobrenatural de Dios, como narran los versículos anteriores, quedó tan impresionado y conmovido, que su reacción fue la de reconocer esa grandeza divina, que lo hizo caer de rodillas y preguntar que debería hacer para ser alcanzado por Dios. Solo cree en Jesucristo y serás salvo le contestaron Pablo y Silas, cree y Dios cambiara tu vida, cree para que los de tu casa crean y Dios transforme sus vidas y viva en sus corazones.
El carcelero compartió su fe primeramente con los de su casa, deseaba que ellos también vivieran y sintieran lo que él había sentido al aceptar a Jesús como su Señor y Salvador. Fue así como a partir de la fe de uno, la Escritura nos dice que la salvación de Dios llegó a esta casa, convirtiéndose así en una familia de fe, en una familia que puso su confianza en Dios y que creyó en Jesús como el Hijo de Dios
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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